Vivimos, entre un suelo pegajoso y maloliente, y un techo de cristal, que no nos deja ascender y aún así tratamos de normalizar lo anormal, a punto siempre, como un funambulista sin pértiga, en la cuerda floja, de dar el penúltimo triple salto mortal.
Aunque no entendamos nada y cada vez menos y nuestro reino no sea de este mundo, solo hay dos alternativas resistir o morir resistiendo la adversidad.
Como decía Oliver Sacks, "lo importante no es que enfermedad tiene esa persona ,sino que persona tiene esa enfermedad", aplicable también a los daños por congelación en el alma hoy por hoy helada.
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